La bruma logró perder a la viajera, quien nunca usaba brújula ni mapas, ni tenia noción del tiempo ni el mundo, ni de la vida, ni de ella misma. Su cuerpo se oxidó y las valijas quedaron desparramadas por el camino. No habia ni un alma, una luz, ni se veía alguna silueta o una figura que al menos le de esperanzas de que no estaba en un desierto. La pobre fugitiva no lograba ni alucinar un oasis que al menos ponga a saltar su corazón.
La desesperanza ganó terreno en su mente y la tenue llovizna empapo sus palabras. Estaba perdida.
(Sola y absolutamente perdida)
No hay comentarios:
Publicar un comentario