lunes, 26 de agosto de 2013

Monologo polar

Las polillas se comieron la sabana que disfrazaba la sombra en fantasma, el invierno está terminando y las diagonales de La Plata se empeñan en llevarme hasta encuentros extraños. Una noche casi me aplasta la catedral y a la siguiente me encuentro corriendo por parque Saavedra, buscando rastros de alguna nueva historia. Hay veces en que el cielo está rosado y me invita a viajar entre nubes que amenazan con inundar los ojos y empapar el alma; otras veces reniego porque la ciudad me deja sin estrellas y me siento perdida, sin norte.
Es extraño, por acá no duele nada ni pasa mucho, por momentos el silencio chorrea por las paredes y todo parece una película francesa, con tiempo lento y mudo, es casi tortuoso, te juro. Es raro no sentir nada. Algunas noches me desvelo pensando si es que verdaderamente estoy con vida o soy solo el personaje de alguna historia sin sentido que ya no le quedan los vestidos para matar ni corazón para romper. Otras noches juego con la idea de haberme hecho invisible y saber que puedo pasar a tu lado y vos jamas darte cuenta, entonces se que voy a poder detenerme frente a tu rostro y clavarte mi mirada más fuerte, mirarte bien de cerca, tan de cerca que pueda sentir el aire tibio de tu respiración, tan cerca que haga que tu corazón se acelere y no sepas que es por mi. Pero bueno, no soy invisible y vos no tenes corazón, así que estas ideas mías caen por el suelo y se apilan en una montaña de ideas aburridas que van agotando el poco espacio libre del lugar en que habito.
Algunas tardes me dedico a juntar las ruinas de los universos que explotaron en cada expedición que emprendí. He logrado arreglar uno, pero me quedo bastante rebuscado, con aroma a porro, sonidos de blues y poemas de Bukowski. Hay universos explotados que ya ni intento reparar, he asumido que son causas perdidas y los pongo en una lata de arvejas, que he pintado yo misma de colores, y escondí en mi armario. Y así paso los días y espero mi primavera, cuento las colillas de los cigarros que he fumado desde el ultimo 21 de Septiembre, doy vuelta dentro de los cuadros que he pintado en aquella vida de flores amarillas y palabras ajenas, canto las canciones que nadie me regalo pero yo me adueñé, porque si uno no se adueña del arte es como vivir de prestado en un mundo oscuro, no lo crees?
¿Me decís la hora? ¿Faltará mucho para el final de esta ola polar que se posa sobre mis días? Bueno, mejor me voy, el café se enfría y todo esto es muy absurdo.

lunes, 5 de agosto de 2013

Corrá! es una trampa

En la foto ese parque se ve hermoso, la comida parece ser sabrosa, las sonrisas son perfectas, pero algo no coincide con el domingo que lleva en su cabeza. No importa, el sol invita a respirar un poco. Arriesgue su día en la aventura, siéntase libre de sentir y alegre de estar vivo. Pero recuerde: El secreto es no dejarse aplastar como una hormiga.