Estimado Sr. X

Si usted está aquí, seguramente está buscando lindas palabras, sentimientos o una carta de despedida, donde declare mi amor y mi odio, o probablemente rememore algún momento único con tintes de cursileria y despecho, tratándolo de mentiroso, Don Juan y vaya a saber que más. Pues déjeme ahorrarle el trabajo de leer esta sopa de letras y aclararle que no lo haré, dado a que no estoy dispuesta a entrar en esta clase de juegos. ¡No voy a dedicarle ni una canción, ni una nota de suicidio, ni un poema de amor, ni un carajo!
Usted dirá que soy loca y probablemente se ria solo frente al espejo, luego actuara como que nadie ha visto nada y por la tarde-noche caerá con sus ojos de almendra llenos de mensajes y una sonrisa en su bello rostro, pretendiendo sacarme una palabra y que confiese que lo quiero, que le pida perdón por haber intentado borrarlo de mi vida o que simplemente lo invite a soñar conmigo. Y puede ser que con su tierna sonrisa y sus bellos ojos, logre su cometido; o también puede suceder que su truco falle y que para cuando llegue aquí, note que he agarrado mis cosas y me he marchado.
O sencillamente puede que usted nunca entre a esta bolsa de gatos, no lea ni una palabra de las que mi verborragia desparrama por este universo y ni siquiera le importe si tengo o no, algo para decirle. Pero no se preocupe, algún día me armaré de coraje, probablemente lo llame a su teléfono, le cante las cuarenta y ¡al diablo con todo!
En fin, disculpe por robarle (o no) estos minutos y molestarlo tanto.

Atentamente.

Sra. Etrellada

P.D.: No olvide que lo espero (o no).