Tome algunas flores del piso, miré fijamente a quienes me rodeaban y me marche al mundo libre... no se si libre para los hombres, pero al menos libre para mi ser desnudo de prejuicios, de miedos absurdos.
Esta vez no me voy a detener a mirar atrás o a los costados oscuros, no me interesa dedicar mi tiempo a la insignificancia. Me aseguré de que estuviese todo dentro de mi cabeza, revise tres veces cada bello recuerdo por las dudas, no vaya a ser cosa que me olvide de algún detalle importante sobre la voz de mi madre o sobre alguna de las caminatas con mi fiel compañera de aventuras La Chola. También me aseguré de retener algunos dibujos de la pequeña Miranda y las melodías de las canciones que mas disfrutaba en mis tardes de lluvia. En la maleta puse las cosas mas importantes: mi libro de Rayuela, Amoroso (el Tedy que mi Abuela Agustina me regalo cuando cumplí los 8 años) mi cuaderno, mi vestido favorito y el ultimo regalo que me diste en la imaginación; con todo ello me aseguraba una vida bella y unos días desbordados de felicidad.
No me quise detener mucho en detalles mínimos sobre vos, ni sobre nada que te involucre. Tampoco le conté a La chola ni a las chicas del grupo, no quería que me den una cátedra de reflexión y demás. Simplemente desparrame unas palabras en un trozo de papel, en modo de despedida y me fui cantando bajito, tratando de imaginar como hubiera sido todo si el mundo no salia de su eje y vos perdías la timidez y yo te regalaba mi seguridad.
2 comentarios:
que lindo che, suerte con este viaje
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