"Solo significas un papel en el calendario, sos un silencio en un día especifico, un juguete de mi cabeza retorcida en noches de ebriedad. Lo siento nena, no esperes mas de mi parte"
Con la frialdad del domingo a la madrugada Luciano dejo esta nota en la almohada de Trinidad, y pego el ultimo portazo.
La pobre despertó buscando un cuerpo que ya no estaba en la cama, atinando a leer lentamente el papel desprolijo que estaba tirado a su lado. El ruido de las palabras enfriaron sus manos, su espalda desnuda sintió el recorrido del frió aire de la casa y su cara fue la radiografia de como su corazón se rompía en mil millones de pedazos.
El día se estanco, el perfume de los cuerpos de la noche anterior aun reinaba en la cama, y en Trinidad dominaba el sentimiento de uso, el asco de sentirse solo un objeto, un juguete momentáneo, que no importa si tiene sentimientos, no importa su satisfacción, lo único que importate para el desgraciado era saciar su sed, sentirse hombre.
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