jueves, 7 de mayo de 2009

Encuntros en cuentos de universos perdidos

Hace tiempo que no me encuentro con Francisco, hoy me acorde de el. Un día calcado a este, donde el aire resultaba pesado y los labios del viento sacaron las ultimas hojas de los arboles, lo conocí.
Recuerdo que fue en plaza Moreno, el venia caminando y me choco, tirando mis libros por todas partes. La charla surgió descuidadamente en aquel atardecer. Me invito a recostarme en el pasto mientras me contaba de sus teorías, y creaba estallidos de estrellas, dándole vida a universos de pensamientos enredados, con miradas tiernas y sonrisas que decoraban cada parte del discurso.
Creo oír aun, su vos suave serena, con la que me arrastro en una vuelta galáctica, haciendo olvidar mal humores, llenando los momentos de un enamoramiento fugaz, de una sensacion nueva de ternura y admiracion.
Que noche tan larga, siendo oyente de una cátedra improvisada, de un debate sin fundamento. Me dieron ganas de salir a caminar y chocarme nuevamente con el, pero dudo que esta noche quiera otro debate, creo que prefiero que me ayude a llenar las partes de mi discurso que quedaron incompletas desde aquella vez.
Que tipo tan raro este Francisco, seguro que si te lo cruzas por ahí lo reconoces... es imposible no reconocerlo! por lo menos para mi, que no dejo de crear falsas visiones y sigo creaciones mentales, que me llevan a calles de cuadros, a diagonales perdidas o a callejones sin salidas.

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