Hay aromas que irremediablemente te llenan el ser, de abrazan, te curan, te queman como un fuego espeso que arde hasta el recuerdo mas arraigado en el interior de tu mente. Y es tan fuerte todo que el cielo se vuelve mas bajo, el pasado tan cercano y el mundo tan efimero.
Ardes, ardes en el incendio de un deseo del pasado, en una aterciopelado recuerdo que te sacude los ojos y detiene el tiempo en el medio del caos. Cuando te das cuenta que tu cabeza se quedo en un aroma, ya todo se consumió en un par de segundos con unas llamaradas de un aroma a jazmín o a muerte, el mundo siguió funcionando pero vos estas ahí como una estatua, blanco, con la mirada petrificada y con un incendio por dentro.
Ya el universo ha cambiado en algo y ese perfume ya se fue, con vos, tu fuego interno y las mareas del cielo.
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