jueves, 25 de noviembre de 2010

Tus ojos de amor

Las tardes se vuelven tan eternas que cada tanto Eugenia suspira, mira la nada y vuelve a suspirar tan profundamente que parece desinflar las ideas, como si quisiese representar el viento fuerte de Agosto. Es como si con un suspiro intentará borrar las huellas mentales que la angustia va dejando por ahí.
Sus ojos de perla negra juegan con el aire, miran el teléfono, pasean por la puerta, observa el juego de los dedos que se entrelazan y la pobre enamorada, vuelve a suspirar. Eugenia espera que regrese lo que pensaba que era para siempre, lo que enterró el pasado en el jardín de los días. La pobre espera que el amor de su prometido reviva de la guerra y regrese por ella al menos por las noches, para bailar el vals y contar las estrellas.

No hay comentarios: