La cuestión era sencilla, solo era cosa de no pensar tanto las preguntas. Simplemente tomo la lapicera, y comienzo a llenar espacios en blanco en una hoja del pequeño cuaderno. El final ya estaba escrito, era inmodificable, el punto estaba hecho con fuerza, cosa de que nadie lo pudiese borrar.
Solo miro una vez mas hacia atrás, y comenzò a avanzar lentamente trayendo a su cabeza un recuerdo de aquellos días de vida, saboreando alguna caricia que jugo en su espalda. El frió se adueño de todo, la taza se derramo y era muy tarde para pasar por lo de la reina a hacer sociales.
El mundo de las maravillas, lentamente apago sus luces, y ya no había locura que indique el camino.
En el piso yacía su esbelto cuerpo, y en sus manos estaban las evidencias... decidió perderse en el tiempo, escapar de las tentaciones, ocultar perversiones y cerrar su cabeza una vez mas, en un surrealismo infinito.
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