martes, 28 de junio de 2011

En el viento

Sin golpear la puerta, el viento entró por la ventana durante la noche fria de invierno, poniendo a temblar los vidrios y a bailar las cortinas con el algún ser invisible que pasaba por ahí. Antonio cerró los ojos con fuerza, sintió como la fuerza de la naturaleza lo abrazó por unos segundos, como sus cabellos bailotearon desacomodándose, como las hojas que estaban en la mesa salieron y las puso a volar por la habitación, con una serenata de amor que el viento cantó a sus oídos, poniendo su piel fresca y a algunas puertas condenando-las a la muerte, cerrandolas de un golpe seco y violento.
Al abril los ojos, Antonio se percato rápidamente que el mundo ahora estaba al revés. Un parpadeo fue suficiente para desterrarlo de las ideas que intentaba hilar.
Suspiró y volvió a comenzar con el mundo patas para arriba y la mente con aires de cambio.

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