Retro

A veces los recuerdos nos pueden sorprender a la vuelta de la esquina, otras los evitamos y borramos con bronca o dolor, otras veces los traemos a la mente para desear vivirlos, pero sabemos que solo quedan esas imagenes borrosas con arreglos propios y no hay mas que hacerle a eso, que con el tiempo terminaran siendo invisibles, inalcanzables para el esfuerzo de sacarlas de aquel rincón de la memoria en el que se esconde y tan solo, nos resignamos a dejarlo ahí, archivado y lleno de telarañas.
Otras veces son esos olvidos los que te empujan a hacer algo sin mucha expoliación lógica, pero te tiran en veredas similares y reviven partes tuyas que no sabias que aun tenias en algún recoveco muy pequeño de tu nuevo vos. Son ese tipo de cosas las que, en una tarde cualquiera te acarician la mejilla y traen olores de infancia mientras caminas a la rutina;esas alocadas relaciones mentales, tan fugases que te sacan una sonrisa en medio de una charla laboral y quedas como un loco que, para el otro, se esta riendo de sus duras teorías económicas que intenta demostrar haber estudio durante años; o pensamientos que entre sueños te susurran al oído las palabras de aquellas canciones que en la adolescencia te llamaban a la rebelión y te indignaban con el mundo, haciéndote actuar como un militante con ideales, dispuesto a ir " Hasta la victoria siempre".
Es estupendo sentarse en el pasto de esa nueva colina y observar lo que esta abajo, ver como el paisaje se pone borroso a la lejanía, hasta que, en cierto punto desaparece, haciendo sentir la inmensidad de todo y, paradojicamente, la pequeñez del mundo. Es como un trabajo practico para la cabeza, en el que los años se hacen sentir y con melancolía te das cuenta que la vida era como te la decía tu madre, que tu querido "viejo" tenia tanta razón cuando te decía esa frase tan odiosa y vos salias murmurando, enojado por ser un incomprendido.
Cuanto se daría por retener las cosas un tiempo mas, cuantas veces se desea traer a esa persona que se fue para no volver y darle al menos un abrazo mas, decir algo que haya quedado en el tintero o simplemente ver su rostro. Pero, imposible, tan imposible como insoportable. Solo contamos meses, años, hasta que se pierde la cuenta y el día que notamos que nos hemos perdido en la linea de tiempo, pensamos y nos queremos tirar en la cama e intentar saber que hizo que pase todo tan rápido y no lo notemos.
Pensamos tanto en el tiempo, que olvidamos recordarnos a nosotros mismos no olvidarnos de no olvidar.