domingo, 26 de agosto de 2012

Historias de otra órbita

Siempre fui de esas personas que creen que su vida es tan rutinaria y aburrida como insignificante, que solo soy una pobre chica que va por el mundo buscando algo de lo que no está muy segura que es, pero siempre encuentra esos pequeños detalles que te trasladan con la mente a otro mundo y te llenan de chispas vitales.
Poco a poco, con el tiempo, me fui percatando de pequeñas cosas, de sucesos que me machacaban el alma y me retorcían la mente. Comencé a abstraerme un poco y ese proceso se vio más oscuro cuando una amiga me planteo que para poder verme tenia que pensar que yo era la noche, que era una hija de la luna que baila por lo oscuro con un vestido de misterio. Una noche, de esas tantas que emprendía mis viajes de aventuras llanas y manos vacías, encontré a un extraño que viajaba sentado al lado mio. Sus ojos se posaron en mi torpe manera de actuar y me estudio unos cuantos minutos. Creo que se animó a hablarme porque comencé a ponerme nerviosa por el peso de su mirada y no paraba de moverme para dificultarle su estudio de mis ojos.
-Sabes que tu cara me recuerda a alguien, no estoy muy seguro, tal vez te tenga de vista de alguna calle.- el extraño acompañaba cada palabra con una mueca que simulaba una hermosa sonrisa amistosa. Lo miré y solo sonreí, estoy segura que me sonrojé tanto que se dio cuenta de que la situación me incomodaba. Solo logré articulas una risa falsa y un "probablemente..."  timido y agudo. Giré mi cabeza hacia lo oscuro del pasillo del hediondo colectivo, intentando escapar de la escena que era casi de película.
Un silencio se posó entre el extraño y mi persona, hasta que se animó a presentarse -Me llamo Gerardo, soy ingeniero. Vos? Cuál es tu nombre?- me veía totalmente avergonzada, no soy una chica de palabra fácil y mucho menos cuando no conozco ni tengo idea de que se trata la cuestión. -Me llamo Mariana, pero la gente casi ni me llama así- le dije- los padres se matan pensando nombres, para que después la gente y uno mismo, lo reemplace con un seudónimo que le de un poco de misterio a la cuestión, no lo cree usted?- El extraño largo un carcajada y me miro - Mucho gusto, entonces...como debo llamarte?- preguntó.
- Por ahora, me puede decir Mariana, ya encontrará mi nombre secreto!-. Así comenzó una larga charla, donde me contaba que iba a Retiro a tomarse un micro con destino a Gualeguaychu, me contó sobre su profesión y tiro opiniones generales de tópicos mucho más profundos que los que cualquier persona puede llegar a tocar con un extraño. Gerardo no era el típico extraño que te hablaba del clima, del caos que es ser una persona clase media-alta, o ese tipo de comentarios con los que suelo entrar en debates con las gente extraña que habita la ciudad. El hombre había entendido muy bien el movimiento de mis ideas, mis rulos despeinados, mis lentes intelectuales y mi libro de Foucault, logró hacerme sentir cómoda y que le cuente de mis estrellas. El viaje pasó volando, hasta que llegó mi parada, tenia que despedirme de un extraño que había conocido -Acá bajo yo, ya se termina su tortura de voz aguda- le dije mientras agarraba mi mochila pesada. Gerardo me miro y se dirigió su mirada a la calle - No puede ser que me sigas tratando de usted y que ni siquiera me digas como te tengo que llamar! Igual, antes de que te vayas quiero regalarte algo, creo que este encuentro merece tener un recuerdo, no?-
No sentía miedo, sabia que el hombre no era un psicópata ni un asesino serial. Su dulce forma de hablar y su amplio conocimiento delataban que era un solitario ingeniero, bohemio e intelectual. Lo observe mientras revolvía en su mochila, hasta que sacó un libro verde y me lo entregó - Tomá, un regalo que creo que te va a encantar. Yo lo compré hace un par de años en una callesita de San Telmo, lo leí varias veces e incluso lo he subrayado en algunas partes, espero que no te moleste. Es un hermoso libro.-
Mi corazón se acelero y mi rostro se llenó de vida, bajé la vista y leí el titulo de libro "El Arte de amar- Erich Fromm ". - Gracias, es usted muy considerado... Perdón, va de nuevo: es un lindo gesto de ... TÚ parte! Pocas cosas me llenan tanto como que me regalen un libro. Bueno, me dicen May...Mayo... algunos por el Mayo Francés y otros por decirme nomas!-
-Mayo Francés! jajaja que peculiar, pero verdaderamente acertado-
-Usted lo cree?
-No voy a hablarte más si me seguís diciendo usted. Bueno, ha sido un gusto viajar con vos, espero tener la suerte te encontrarte de nuevo en el mundo... o que el mundo me regale más gente como vos. No quiero incomodarte, pero sos una chica muy bella, y bella no lo tomes solo como algo físico, sino en la amplitud de la palabra- Clavo sus ojos verdes en mis redondos ojos, que se habían quedados congelados. Guardé el libro en mi mochila y me paré -Bueno, ha sido un gusto conocerlo, el viaje se ha hecho casi fugaz en su compañía  Espero que sigá bien y que el mundo lo lleve por algún tipo de revolución evolucionaría. Gracias por el obsequio, nuevamente-
Bajé del micro y caminé unos metros pensando en la extraña charla y en ciertas palabras del hombre que habían quedado haciendo eco en mi cabeza. Saqué el libro de la mochila y lo abrí. En la primer hoja había una dedicatoria en manuscrita firuleteada en tinta azul:
  "A mi eterno amor francés, Mariana"

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