El tiempo fue poblando de recuerdos cada centímetro de la pálida piel, cada peca era como una pequeña capsula que aportaba un dato a la historia de una constelación. Los cabellos se fueron desnudando de color, hasta quedar blancos como la nieve del ultimo invierno. La sonrisa ya no era tan vivaz, pues los años cristalizaron los ojos y las manos dolían de juntar las hojas secas de un árbol que cada día moría un poco.
Una mañana, ya no hubo más fuerzas y el corazón enmudeció, volviéndose piedra, librándose del cuerpo.
1 comentario:
Estoy leyendo. Y sigo leyendo.
Asi evito la carcel del cuerpo
Saludos May!
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