lunes, 27 de septiembre de 2010

Matutino

Las pegajosas calles grises se desdibujaban en el transcurso de la caminata matutina, que inevitablemente moriría en la jaula laboral de Lisandro. Poco a poco, el cielo se iba convirtiendo en una fotocopia de día semanal y los sonidos citadinos sonaban como la canción mas aburrida de todo pensamiento dormido.
Lentamente, el túnel de las aborrecidas obligaciones lo absorbían mas y mas, a medida se acercaba al destino de su rutinaria caminata esclavista. EL buen hombre,avanzaba en ligeros pasos, mirando sus pies, corriendo carreras con los demás peatones, intentando ganarle a los enemigos del Rey cronos; los aborrecidos semáforos, que se burlaban del pobre Lisandro, torturándolo con esperas de similar sabor a la inquietante y silenciosa que se nos suelen presentar en las salas de los ondontologos, mientras aguardamos minutos eternos, repletos de sonidos distorsionados que nos rebasan con impulsos intensos de cruzar la puerta de calle, huyendo despavoridos por tamaña tortura. Así, de manera inevitable, pierde una de sus carreras y queda al borde de la calle, mirando la burlona luz verde que celebra a los irrespetuosos automovilistas.
Mientras sus ojos paseaban por el amontonamiento de cadáveres acartonados, vio algo brillante del otro lado de la calle. Allí, el paraíso mismo se hacia presente, una tenue brisa bailaba alrededor de un angelical cuerpo multicolor. Grandes ojos con mirada eléctrica, pestañas tan largas como las noches y oscuras pupilas, como el fondo del mar. Su porcelanada piel, blancura de invierno, con labios rojo carmesí, que invitaban a caer en el vació de sus comisuras, para no retornar jamas de los jamases. Lentamente, Lisandro recorrió su eterno cuello, y su figura celestial. Tan perfecta mujer, que parecía ser una alucinación de noches de verano, un oasis en medio del gigantesco desierto tapizado en papeles de diarios.
El macabro semáforo, parecía planear el mayor atentado terrorista de la semana, de verde pasó a amarillo y en segundo se tornó rojo, y la bomba estalló!El cielo se cayó y se hizo agua en sus pies, ella avanzaba en pasos seguros, mirando fijamente hacia adelante. El pobre hombre, dió su primer paso, bajó a la calle y no podía hacer más que fijar su vista en la muchacha. Al cabo de unos segundos ella estaba pasando a su lado. Su perfume de duraznos, golpeo la cara de Lisandro, quien con los ojos clavados en la muchacha no fue capaz de retener ese aroma en su nariz. Sus ideas bailaban un vals en su cabeza y el mundo se había desarmado para su reloj. Maldito destino, por tan corto paseo por el Edén.
Aún borracho por tamaño hallazgo, el pobre hombre escucha un terrible estruendo que lo baja de todo paraíso momentaneo. El maldito semáforo se reía de el en su cara! un vez mas, estaba en verde y el inquieto automovilista deseaba acelerar su caja metálica, para esfumarse de allí, y Lisandro obstruía su paso. Con alto grado de resignación, el desdichado quedó parado al pie de la calle, volando entre estrellas, lidiando con los tres minutos de colores, hasta poder retomar su camino y de una vez llegar a su trabajo. Pero esta vez, con la satisfacción de tener un arco iris en sus ideas y con las ganas de buscar una aguja en un pajar.

1 comentario:

Nabulio dijo...

eyyy muy bueno y mientras me ponia al dia con tu blog, encontra esas guitarras por ahi y la verdad es que me gustarooooonnnnn terrrible cabeza flotante
un fuerte abrazo para vos y comp siempre, siempre lindo pasar por aca para leeer lo que se te haya ocurrrido
feliz primavera