lunes, 10 de agosto de 2015

Del amor y otras yerbas

-No tengo paraguas, odio los paraguas y a la gente que los usa. También me molesta que se quejen por la lluvia, a mi los días grises me parecen mil veces mejores que los soleadospositivosenergicomentirosos. Me pone mal que me arruinen el silencio, detesto que no sepan tener sus picos cerrados y admirar la inmensidad de la ausencia de sonido alguno. Ya sé que soy un poco rara y mal llevada, Roberto, pero si vos me elegiste de entre el montón, sabelo que esto no va a cambiar.- Rosa lo miró fijamente y entonces, Roberto la agarro de los hombros y la abrazó, a él le encantaba caminar bajo la lluvia con paraguas, pero si esa era la concesión que debía ceder ante el amor, estaba dispuesto a prenderlo fuego si Rosa lo pedía.

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