domingo, 29 de junio de 2014

Mi vecino-

Probablemente nadie entiende porque te escribo acá, ni porque lloro, ni porque te sueño. Nadie puede medir el cariño, ni tiene el derecho de decir hasta donde se puede sufrir por alguien. Sé que todo lo que escriba acá va a ser cursileria, comentario de lo bajo, sin entendimiento. Tambien sé que llegué tarde, que lo que puedo escribir, no lo dije, pero tuve mis manera de demostrarte lo que te quería, me consuelo diciéndome que fuimos nuestro buen tiempo, que escuche más allá de lo que me dijiste y que me abrazaste más fuerte de lo que sentí.
No voy a entender nada de lo que pasó aquel día, pero entiendo tus motivos. Me quedo con nuestras noches de verano, con nuestro café, con los discos de Blink, con tu batería sonando todas las tardes, con tus intentos de convencerme de tatuarme, con los besos en la cocina, con el ultimo beso en la esquina de mi casa.... Me quedo con vos, con el recuerdo más autentico y sin dolor. Con el estúpido consuelo de saber que lo intenté, que te escuché, que te quiero de la manera más linda que se puede querer.
Y, te lloro, porque me mataste, porque me duele el corazón, porque cada mañana me refugio en el recuerdo de alguna de nuestras charlas, de los besos, de las caricias, de la cueva, de la ultima noche. Y te sueño, y te extraño.
Gracias por haberme hecho volver a ser una adolescente. Gracias por haberme insistido en pasar a tu casa, agarrarme de la mano y mirar las estrellas.
Ahora ya no hay mas pesadillas. Solo saber que voy a volver al pueblo y no vas a estar.

A Juan, El Bote, mi Vecino.

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