jueves, 12 de septiembre de 2013

Fugas

Amanecer en el medio de la nada. La ruta desierta y un silencio aplastante. Regresar de donde alguna vez fugaron las estrellas, despejar los ojos de tanto cemento, irnos con lo puesto y unos pesos en el bolsillo. En el asiento del acompañante va tu espectro, ausente y lejano, perdido en el horizonte, absorta en el cielo del día que se anuncia.
Bajo la ventanilla, el perfume de tierra mojada me transporta a la infancia, la lluvia, el barro. Regreso, te miro, dormís. Acomodo tu pelo que revolotea en el viento. Te ves tan frágil, tan indefensa que me siento culpable de ser, algún día, el culpable de algún rasguño en tu suave ser. Pero ahora estamos juntos, escapando a toda velocidad, rompiendo las reglas del juego. La ruta, una laguna, inmensos campos, el amanecer; vos y yo, en un auto viejo y sin destino fijo. Acelero, ya no tengo miedo.

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