lunes, 6 de febrero de 2012

No hay nadie

De un día para el otro, la nube de humo se esfumo y dejó al descubierto el vació. El silencio se posó sobre el pecho de Estela y la realidad abofeteo su rostro. Las palabras faltantes de algún cuento chino, hacían eco en el recuerdo de la época de soledad acompañada, de cine y música, de sonrisas a la nada.
Las plantas de su balcón se secaron, murieron junto a las conversaciones absurdas y los té de madrugada. También se apagaron las luces de otras historias teatrales y algún que otro Romeo, quedó plasmado contra el dolor. Solo queda Estela, mirando al universo desde una perspectiva desencajada y con un par de flores en la cabeza.

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