martes, 8 de marzo de 2011

Perdón

-Se muy bien que mis palabras te aturdieron.
Mica le susurró en en oído a Romulo, le dió un beso en la mejilla y lo dejó solo en la mesa de aquel café de la calle Corrientes. Él solo atino a terminar su taza de té y mirar como los porteños corrían por la vereda escapando de la tormenta que se asomaba a lo lejos. Romulo ya tenia la lluvia en su cabeza, no había paraguas que atajen las lágrimas que Mica derramo en su caminata, no había charco que ahogase los malestares mentales.

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