miércoles, 15 de julio de 2015

Helados

Las noches de invierno siempre inspiran una necesidad de no saber que, pero necesidad en fín. La cama siempre se vuelve el lugar favorito para hacer la revolución, y la taza de té siempre se enfría por el descuido e irse con algún transeunte que pasó por la ventana. En invierno llega y nos encuentra siempre desnudos, nos atrapa en recovecos donde encontramos pequeñas historias con pequeños seres, nos quedamos con las manos en los bolsillos y las bocas besando bufandas. Yo no sé si es l invierno o es el tiempo, pero la paz de esta ola polar no duele en la piel y alimenta mi alma.

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