lunes, 18 de noviembre de 2013

Correspondencia

Querido Boris:
Anoche extendí tu recuerdo en mi cama y me acosté a su lado. Pretendí que me acurrucaba como un gatito chiquitito, hundiendo mi mejilla en tu hombro y hasta logré sentir como tu brazo pasaba por mi cintura, atandome a tu cuerpo imaginario. Algunas lagrimas humedecieron mi almohada, mi charla con tu ausencia fue extensa, en un par de ocasiones te eché de mi casa y entre tanta verborragia te confesé mi odio por tu abandono, aunque después me disculpé y te conté esos cuentos que tanto te divierten y hasta creamos algunos sonetos.
 Los días de calor me están volviendo loca y las mentiras no me alcanzan para no pensar que estas muerto. Elegí no llevarte flores al cementerio ni abrir tu placard, pero aveces llamo a tu teléfono esperando a que me conteste o intento imaginar que te fuiste a la otra punta del mundo o andas muy ocupado para mandarme cartas o aparecer por casa. Cuando escucho los discos de Elvis que me regalaste, juego a ser el mostruito que te atacaba mientras preparabas el mate en la cocina, y robo las galletitas de la alacena, a pesar de que ya casi no tengo hambre nunca.
Es triste. Soy triste. Quedé estancada en tu vida y la muerta acá soy yo, escribiendo una carta llena de melancolía que no tengo a donde mandar, pero suena "Love me tender" y necesito locamente escribirte. Necesito, es una palabra que se repite tanto en mis días. Ahora me voy yendo, tengo que ir a nuestra cita de los lunes en la esquina de aquel bar escondido que nos hace el mejor brownie del mundo, solo espero esta vez llegar a tiempo, sabes que es mi costumbre la impuntualidad y los olvidos.
Te amo.
Sussy

No hay comentarios: