martes, 26 de noviembre de 2013

La (des)armada sos vos

Otra noche de lluvia. Hace una semana que llueve sin cesar y el cielo de la noche está rosado, siento que va medio siglo de este sonido de gotas y un sentimiento agrío como jugo de limón. Ayer me llegó una nota donde me anunciabas que habías tirado el recuerdo de mi alma entre un montón de basura. Me dolió el ego y el corazón, pero entiendo tu odio a mi recuerdo.
Los días van lentos y mudos, filos violentos, bordes duros. Hoy tuve que bancarme otro ataque de histeria de otra persona que se ahogaba en una gota de la lluvia, le tiré un salvavidas y me lo revoleó por la cabeza reprochándome que la deje ahogar tranquila. Si estas son frases armadas, será que la lingüística es la culpable? A mi me aburren los ataques de capricho y los discursos ambivalentes, pero por respeto solo me quedo a escuchar, porque en eso soy bueno, según mi signo del zodiaco y lo insignificante de mi vida.
También entre la lluvia encontré un pequeño hormiguero, estaba justo abajo de la mesa donde tomamos el ultimo plato de sopa de tu invierno. Un millón de hormigas estaba arrastrando tu imagen borrosa y no hice nada para retenerla. El hormiguero ya se extinguió, solo quedo un poco de veneno y el vestido lila que tenias el ultimo domingo que ocupaste esa silla.


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