jueves, 10 de noviembre de 2011

Fantasía fantasmal

Esta mañana mientras limpiaba el sótano de la casa de mis fantasmas azules, encontré, debajo del sillón invisible, un manojo de cartas tuyas. En medio de un ataque de ansiedad, corrí despavoridamente hasta el jardín de la casa de tus sueños. Allí me senté junto a tu soñado árbol de estrellas, tome aire, respire lentamente, conté hasta diez y busque en mi mente las razones justas para sentir tu perfume corriendo por mi mente. Muy despacio, de manera temblorosa, abrí un sobre, saqué la hoja purpura que estaba dentro y la desplegué frente a mi rostro. La hoja estaba en blanco! Desencajada, tomé otro sobre, está vez con una hoja de color amarillo patito, la cual, luego de desdoblar, noté que sorprendentemente, tambien estaba vacía. Sin perder tiempo abrí el resto, la hoja azul, la colorada, la anaranjada, la verde, la de color violeta; todas, absolutamente todas, estaban sin una palabra, totalmente limpias, no quedaba rastro de la tinta que alguna vez las había habitado.
Impactada por la fuga de tus palabras, saqué unas lagrimas de diamante que guardaba en un rincón de mi alma y las derramé sobre las flores cantantes de tu jardín. De a poco, me armé de valor y volví la mirada a las cartas que ya no eran cartas y que descansaban como cadáveres en el suave pasto de nubes de la casa de tus sueños; apilé una hoja sobre otra, hasta formar un hermoso pequeño arco iris, el cual colgué en tu cielo de domingos lluviosos.
Luego, me paré, acomodé mi vestido y me largué de tu jardín. Cerré la puerta con llave y dejé la llave bajo la alfombra de bienvenida. Sin pensar demasiado, continué limpiando la casa de mis fantasmas azules que ya no eran tan azules, sino más bien celestes.

1 comentario:

Pablo Distinto dijo...

Monumental May; exquisito!!



Gracias por escribir.



Saludos!


Pablo Terrible