-¿Qué te anda pasando, hoy a vos?
-Nada, solo ando pensando un poco en vos, en mi, en esto y en aquello. Igual, siempre pienso!
-Hay veces que, sin dudas es mejor no pensar tanto... te acordas que eso me lo dijiste la primera vez que nos quedamos solos en la casa de Lour?- Florentino toca el delicado rostro de Luci, su Luci, y se queda en silencio, pensando con una sonrisa en su rostro - Que linda que estabas, eras como tímida pero intimidante...no sé, eras un misterio pero un terremoto... no pude sacarte los ojos de encima, necesitaba seguirte hasta saber por donde volabas con tu imaginación, necesitaba no perderte de vista-.
Luci se queda en silencio, tal vez recordando la noche que le trae a la memoria el relato de Florentino, que la miraba con tanta fuerza que la traspasaba completamente. El silencio se acomodó a la caminata por el bosque, que se veía tan lindo con la llegada de septiembre. El sol se escurría tibiamente por los arboles y la piel se rogosijaba con su caricias acaloradas, todo era armonico, menos ella.
-Te extraño... y me duele, pero...- Lucia bajo la mirada y se quedo en silencio. Miró sus pies y poco a poco se volvieron borrosos, las lagrimas mojaron el piso.
De golpe, sus labio estallan en flores, el tibio sabor de los besos de Florentino inundaban su mente, sus manos se aferraban a su cintura y su perfume ahogaba el amargo sabor de las lagrimas. Sus delgados brazos cayeron muertos a un costado y con una mano Luci busco separar su cuerpo del cuerpo del muchacho. Florentino entendio el mensaje oscuro que filtraba atravez de la tibia mirada de Luci, que volvía a ponerse cristalina y lejana.
-Me tengo que ir.
Florentino quedo allí, helado, mirando como la dulce muchacha se iba, dejando todo atrás, olvidando su piel en sus brazos, llevandose el alma del pobre condenado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario