Disimula, baja su mirada y relaja un poco, para que su voz no se oiga quebrada, traga lentamente el nudo que lo bloqueo. Piensa un instante, busca en su interior la respuesta mas indica, mastica cada palabra; toma cada uno de ellas y las va bañando en el denso rio de la ironía.
¿Cual seria la mejor manera de contestar a la hipocresía? ¿¡como poder fulminar ese discurso de bolsillo, esas palabras sin decoro!? No va a entender la respuesta, no va a ver el tinte irónico, que como finas laminas de oro, brilla en cada una de las palabra, que lentamente, al salir de su boca, clavaran en la carne del mitomano, explotaran lentamente en sus oídos, no entenderá el chispeante choque de la mirada, no soportara la tortura de la indiferencia.
Y tu te iras, dejandolo ahi, fuera de cuadro, desangrandose internamente, esperando verte a sus pies, esperando verte como el se ve.
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