domingo, 22 de agosto de 2010

Re.signar

Un día cualquiera, en el que despiertas después de una noche de sueños, miras a tu alrededor y descubres que las cosas ya no son como lo eran el día anterior. Miras a tu lado, y el vacío late en tu ojo. Has resignado, has perdido, has ganado. Poco a poco te despegas de los ideales. Lenta y cuidadosamente liberas al viento tus sentimientos, tu cabeza se halla repleta de ideas encontradas y tus manos están medio vacías. Pero nada importa hoy, es hora de comenzar algo nuevo, buscando en la infinidad del segundo la felicidad del día.

No hay comentarios: