sábado, 15 de mayo de 2010

A forest

Nada mas emocionante que respirar de nuevo, que re-encontrarse entre un lunático que contagiaba ese extraño virus interplanetario,durante una siesta a ojos abiertos en Parque San Martín, a la madrugada, en medio de un río de hojas secas. Quedar hipnotizado por la danza de las nubes, que intentaban opacar a las estrellas, y los meteoritos que iluminaron nuestros ojos sedientos de sueños.
Creo que esa viscosa medicina imaginaria, cerro las heridas de la mente humana y despertó a la Sra. Estrellada que vive en una caja de Pandora. No tiene precio el delirio diagonal que los días traen con brisas atestadas del aroma de clavos de olor, en un mes de revolución.

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