domingo, 1 de julio de 2012

Verdugo

Nos vamos perdiendo en el paisaje sin siquiera habernos despedido. Tu mano suelta la mia y ya no nos devolvemos la mirada. El silencio sepulta las palabras que alguna vez desbordaron nuestras almas y el abismo se acomoda entre nosotros, alejándonos al final de la cuadra. 
En torpes movimientos giro para verte una ultima vez, antes de doblar en la esquina que me lleva a otro mundo, pero ya vas demasiado lejos y con nueva compañía. Noto que tiras nuestros días a la basura y metes tus manos en los bolsillos de tu abrigado montgomery. Me resisto en retomar la caminata pero caigo en la cuenta que es lo mejor. 
Llego a casa sin aliento, sin alma y con frío en todo el cuerpo. Me pongo en mi escritorio y con torpes movimientos tomo un papel y garabateo algunas lineas. Luego decido que lo mejor es quemar esas pseudo-cartas e ir a la cama, me miento diciendo que mañana será otro día y que todo va a estar bien, pero en realidad no quiero despertar al menos por un siglo. Sin embargo, mi cabeza me boicotea y esa noche te encuentro en mi inconsciente, quien me torturará hasta el cansancio, hasta quitarme las ganas de dormir.

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