jueves, 10 de abril de 2014

La cura

Perder las ideas como hojas secas del otoño. Mente desnuda de imaginación y manos frías. Dedos de hielo y cuerpo de arena. Película absurda y derroche de días. La vida sin vida, rutina que tortura a la esclava que se ha vuelto.
De repente, la viajera intergalactica, la lunática estrellada se quedo sin bailar y una muda vida, en un mundo sin nada, la condena a una quietud aburrida y sentidos muertos. ¿Donde quedó el mundo en el que encontraba cosas que vibraban en su alma? Ya no canta, ya no sueña, ya no puede revolucionar las ideas ni poner patas para arriba tu cabeza. Su alma un glaciar y su risa ya no es eléctrica.
¿Cuales son las calles que lleven de vuelta a ese universo? El cielo fotocopiado no deja de llorar y la luna no se eclipsa ni se viste de rojo.¿Será que encontró la cordura que me ancla a fracasos impuesto y frustraciones constantes?
Para perder la cabeza, necesita volver a estrellarse. Para poder estrellarse necesita curarse.
¿Y usted?¿Qué necesita?

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