jueves, 7 de marzo de 2013

La niña

Hoy decidí tirarme en el pasto, dejar que el cielo me aplaste, me quite el aire, que las hojas que empiezan a morir hagan cosquillas en mi ser. Hoy volví a sentir el dulce sabor de no esperar, el silencio de la sangre tibia que fluye en mis venas, el calor de los libros que habitan en mi cartera. Logre ser la niña que se asombra, que se enamora de vaquitas de san antonio u hormigas viajeras.
Hoy me subí a una nube, viaje por rincones celestes, por ideas extrañas y palabras usadas. Un tipo de sentimiento raro me susurra en el odio, no sé como describirlo todavía  pero es dulce-amargo, oscuro-brillante. Algunas melodias me alegraron nuevamente, es como si ahora estuviese recién llegada a este mundo, he encontrado cosas nuevo en lo que creía muerto, he aprendido a ver de otra manera. Todo es extraño, todo ha sido re-estructurado, reconquistado. Por momentos todo se vuelve gigante, y suele sentir miedo de que me aplaste. Sin embargo, al rato, me siento gigante, capaz de revolucionar todo, siento que soy un terremoto que amenaza con dar vuelta este mundo y sé que voy a lograr explotar las ideas.

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